Cancelando contenido del siglo XXI

Cancelando contenido del siglo XXI

Cancelando contenido del siglo XXI

Desde que tenemos uso de razón contamos con el poder de discernimiento para opinar y poder decir lo que pensamos o callarlo. Cuando decimos lo que pensamos, ¿estamos realmente siendo conscientes de cómo esto puede afectar a las personas que nos están escuchando? ¿o hablamos y luego pensamos en cómo esto puede afectar a nuestro entorno?

Esta duda constante, da origen a la discrepancia entre el público y cualquier personaje o marca de reconocimiento, que juzgue u ofenda de alguna manera algún pensamiento, en el caso de las redes sociales que cuentan actualmente con 3.8 billones de usuarios, son el lugar de opinión y discusión de muchos temas en auge siendo un espacio que detona muchas emociones y permite dicha interacción a pesar de tener limitaciones en su comunicación. A su vez, cuando se presentan ofensas o insultos protagonizan la comunicación y el actuar de muchos en el siglo XXI (el siglo de la reproducción de ideas más que de arte físico) moviendo masas y causando que no solo se presente en redes sociales pero sí siendo el medio medio más usado, teniendo en cuenta lo que dicen y generando que algunos lleguen a tomar decisiones drásticas de rechazo hacia lo que otros dicen si consideran que atentan contra lo que ellos piensan.

El tener opiniones que generan repudio o que fomentan sentimientos como el odio, el rencor, o cualquier emoción detestable o desagradable, entran dentro del campo de lo que no está políticamente correcto y que puede llegar a atentar en contra de los valores de los demás, esto es la esencia de la cultura de la cancelación, el tener más en cuenta temas como la salud mental, es algo de suma importancia al cancelar contenido, pues si atenta contra la integridad de alguien más, no puede considerarse contenido de valor y por ende no aporta de ninguna manera a la comunicación asertiva.

Según lo dicta esta cultura, se generan una serie de acciones de cancelación de apoyo hacia marcas, personajes famosos, políticos, entre otros; como la anulación, el bloqueo o pérdida de beneficios laborales. Dichas acciones se usan en forma de “castigo” en contra del emisor del mensaje dejando a un lado el pensamiento crítico que puede dar origen a la discusión sana, la crítica o el debate frente a cualquier tema en controversia, llegando a silenciar y segmentar la comunicación en algo restringido y sistematizado sin libertad de expresión.

Dicha libertad de expresión tiene un límite cuando se considera como un contenido malintencionado para lograr visibilidad o invisibilidad de marca. Además, la cancelación de contenido ha ocurrido con mensajes que se han hecho hace mucho tiempo y que alguien puede traerlo al ahora y para afectar la reputación de la persona o marca que lo dijo.


La idea en la que se basa todo este pensamiento es lograr que las marcas no afecten la integridad de los consumidores y logremos ser seres más humanos y sensibles al interactuar y comunicarnos con los demás, aportando de forma positiva a nuestro entorno pero que se debe considerar la idea de que al silenciar o cancelar contenido, se está optando por dejar de lado la discusión sana respecto a cualquier tema, no sin antes mencionar que debe existir un equilibrio entre lo que se comunica y cómo puede llegar esta comunicación al receptor.

¿Cómo consideras que influye la cultura de la cancelación en redes sociales?
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